воскресенье, октября 30, 2005

bailongo


Cuantos cascos de caballo tengo debajo de mis piernas
y cuantos alaridos nos mirna ocultos en la lengua
ancestros todos alambrados y púas en mi colgados de mi espalda
y que si no tengo materia?
mas de cien almas esperan entre adoquines algun taco perfumado
que conlleve un estruendito

Es el mismo goblin que escupe sangre al bostezar
enmudece, no llora, y se pasea sigiloso
porque ese gesto ya esta muy atigrado de temblores.

Igual a las estalactitas que te enfrriaron el rostro la vez que lloraste
en la caja de alquitran que me trague pensando en vos.

No viste el ejercito grande
vienen de martes a jueves por amenabar
cabalgando perros que se descostillan al arrastrarse en la vereda
y observando la comarca de difuntos y señores
convocan ruiseñores tan mayores
que provocan risas y tomatazos.
y para espesar tienen el alma
chiquita e inconclusa.
Bien negra como la pupila de mis ojos de caballo.

суббота, октября 29, 2005

balada para un loco


Las tardecitas de Buenos Aires tiene ese que se yo, viste?
Salis de tu casa por Arenales, lo de siempre en la calle y en vos,
cuando de repente, detras de un arbol,
me aparezco yo:

Mezcla rara de penúltimo linyera y de primer polizonte en el viaje a Venus.
Medio melon en la cabeza, las rayas de la camisa pintadas en la piel,
dos medias suelas clavadas en los pies y una banderita de taxi libre levantada en cada mano
Te reis, pero solo vos me ves,
porque los maniquies me guiñan, los semaforos me dan tres luces celestes
y las naranjas del frutero de la esquina me tiran azahares,
veni...
y así medio bailando y medio volando,
me saco el melon para saludarte
te regalo una banderita
y te digo:

Ya se que estoy piantao, piantao, piantao
no ves que va la luna rodando por Callao
que un corso de astronautas y niños con un vals me baila alrededor...
baila veni, vola.
Ya se que estoy piantao, piantao, piantao
yo miro a Buenos Aires del nido de un gorrion;
y a vos te vi tan triste;
veni, vola, senti
el loco berretin que tengo para vos.

Loco, loco, loco !!!

cuando anochezca en tu porteña soledad,
por la ribera de tu sabana vendre
con un poema y un trombon a desvelarte el corazón.

Loco, loco, loco!! loco

como un acrobata demente saltare
sobre el abismo de tu escote hasta sentir
que enloqueci tu corazón de libertad,
ya vas a ver.
***
Salgamos a volar, querida mia;
subite a mi ilusión supersport
y vamos a correr por las cornisas
con una golondrina en el motor.
De Vieytes nos aplauden:
Viva, viva...!!
los locos que inventaron el Amor,
y un angel y un soldado y una niña
nos dan un valsecito bailador. . .
Nos sale a saludar la gente linda;
y loco pero tuyo, que se yo...
provoco campanarios con la risa y al fin te miro
y canto a media voz:

Quereme asi, piantao, piantao, piantao...
trepate a esta ternura de locos que hay en mi
ponete esta peluca de alondras, y vola
vola conmigo ya, veni y vola, veni
quereme asi piantao piantao piantao
abrite los amores que vamos a inventar
la magica locura total de revivir...

Veni, vola! Veni!!
Larailalaila lá...!!

Viva, viva, viva loco. . .!!
locos, locos, vivan locos...

Loca ella y loco yo

вторник, октября 25, 2005

tren



Un vaso, un vidrio, un mazo
una rama, un papel, un vos
un espejo, una mancha, un ratón
10 limosnas, una casa, una noche
3 brazos, un sillón, media lágrima
un cuerpo, un frío, una simbiosis
una sombra
una huída abajo, donde duermen la arañas
una desesperación recentellante de:
un vaso, un vidrio, un mazo
una rama, un papel, un vos
un espejo, una mancha, un ratón
10 limosnas, una casa, una noche
3 brazos, un sillón, media lágrima
un cuerpo, un frío, una simbiosis
una sombra
una huída abajo, donde duermen las arañas
una desesperación recentellante de:
un vasounvidriounmazounaramaunpapelunvosunespejo

unamanchaunratóndiezlimosnasunacasaunanoche

tresbrazos

unsillónmedialágrimauncuerpounfríounasimbiosisunasombra

unadesesperaciónrecentellante.


понедельник, октября 24, 2005

Ella


Una planta rara, Epithelantha micromeris, un cactus difícil de conseguir.
Estaba sobre su almohada, porque a esta altura era su almohada, y no la de Mina, no; ahora parecería que su cabeza tenía forma de alguna especie de cactus del norte, si esa nueva forma la representaba mejor, se podría decir que la Epithelantha hacia menos daño al tacto, y que incluso su piel verdeada era más noble que su rosado blancuzco, y que sus pies-raíces, la conducirían mas rápido por la vida, al estar arraigados a la tierra, aunque sea de una insignificante maceta.

Pero lo cierto es que no le importaba ya que al asomarse a la ventana se encontró de nuevo con él, el loco, el demente que todos los días a la misma hora se paseaba por la calle contando nubes, trastabillando entre adoquines, como si se tratase del rey del cielo, y al terminar la miraría, mascullaría entre dientes, se arreglaría el pelo con los ojos vacíos, y seguiría incapaz de entender otra mente que no sea la suya. Porque al comprender la mirada expectante, tan expectante de una extraña persona para consigo mismo, haría brotar a la luz su incoherencia, su demencia, y eso no se podía tolerar, no en esta vida, y mucho menos en su vida; aunque tuviera que contar todas las nubes del cielo jamás lo haría.

La pregunta no es qué hace ahí esa planta exótica. La verdadera pregunta es que ella no debería de formularse la pregunta, y ¿por qué Mina empezaría a comparar su cuerpo con un cactus que hace sangrar el tacto?
A ella le gustaban las alturas; siempre solía caminar en la lluvia por algún tejado a luz de gas imaginaria, porque si no existía la luz de gas, no se vería el sentido de caminar por tejados mortales en la lluvia.

Caminaba a lo largo del Congreso con pasitos cortos, casi dando saltitos, desparramaba su inocencia entre caras grises, entre walkmans mudos de la multitud.
Un día se dejó caminar para donde fuera, y sin quererlo, clavó sus ojos en un chico, incapaz de dejarlo mover, incapaz de dejarlo; habrán pasado días desde aquel momento y todavía pueden verlos, uno enfrente de otro, dos estatuas de sal en plena avenida, tocando sus mentes, rozando ambas sombras, rasgándose la máscara gris, hasta que no cumplan el por qué de su encuentro no respirarán.
A veces la gente pasa y los choca con el hombro.
No rematan su reflejo de inocencia, lo dejan envejecer y fusionar con la ciudad,
con ese barrio tan nube.

***

" SELVA "
por Jerry Mcâkeroid ( el imbécil)


Sin martirio
círculos de muerte
guerras entre esclavos
quebrados de ausencia
deberían acordarse
desvanes, mortajas,
que la hoja cayó y nada sé.
*
Comerse el sol
besar la miel
que la hoja cayó y nada sé
tocar
ser
ir...

Ya pagamos nuestra deuda, ¡basta ya!
A ver...¡a reír! ¿Vergüenza?
Vergüenza es irse
habiendo comido de alguna matanza

суббота, октября 22, 2005

espantapájaros


Pequeña centinela,
Caes una vez más por la ranura de la noche
-A. Pizarnik–



El tenue vaivén del ventilador, la sacudida en ocre de Pollock, la marioneta de espaldas al rincón, la sábana que recrea fiebre, el cuadro a medio hacer, blanco y negro, blanco sobre negro en realidad, y el viento esperanzado que golpea mis párpados, en su trayectoria revela con incertidumbre que es tarde, la fiesta al final del corredor.
Traspapelo la idea monocorde de que era-un-sueño-después-de-todo y me dirijo a la puerta, no funciona, sigo afiebrado, es igual, la música hace el resto, esa sensación, dedos del pie derecho contorsionándose hasta lograr la elipsis, es conocido, como decir que dos más dos es cinco y el blanco estrella el vacío del negro, cajas de cajas de cajas que no terminan en infinito, peor, desaparecen.

Miro mi reflejo en el espejo oval del pasillo de casa, se traspapela con el resto, la oscuridad tiene cuerpo y desfigura mi piel, en un instante creí cambiar.

¿Era eso ?

El vidrio me refleja hechos, ahí, allá, el candado que cuelga de mi cuello, la no-sombra del ojo izquierdo, la ofensiva boca, los incisivos labios, todo en mí depende de un reflejo, y sin él podría ser asesino. Podría matar a sus madres, sin contemplaciones, bang bang you´re dead, sin cuartel.
Solía caminar en estos techos, esta madera plastificada, este ocre-sacudida, en el baile de máscaras de detrás de la puerta, habrá que cruzar, me encojo de hombros.

El desfile no estaba mal, mucho dorado se escucha por allá, el rincón de los pesimistas, ¿es este? ¿el mayo francés? máscaras de máscaras, pseudo-renacentistas, Venecia en mi living, no está mal el desfile, lo que nos incumbe es el motivo del festejo.
- vos y yo lo sabemos, le objeto a un chimpancé ebrio que cuelga de mi hombro.

- pero, ¿qué llevás con vos? ¿la máscara del lobo? el primate tratando de entablar una relación conmigo relata la leyenda de las puertas del mundo, como si no la hubiera escuchado antes. Asiento de una forma tan pero tan falsa que asquea.

- Puerta izquierda te comen los lobos, puerta derecha comés a los lobos, todos colgamos ebrios del hombro de nuestra máscara y la decisión se nos presenta de cuando en cuando, hay que estar alerta, a veces puede enfermarte gravemente…

Brindamos, lo dejo caer, ¿pero era eso? ¿de dónde acabo despertando?

La orquesta, por los rostros de las parejas bailando se creería que fabrican música, no estoy seguro, veo al saxofonista contorsionando su masa en cámara lenta, esto le gustaría, como soplando su cuerpo, creando música, entrecierro los ojos para escuchar pero no hay nada, sólo silencio, nunca me gustaron.

Abrazo a los conocidos, hablo pero de mi boca parece salir un hilo de gas púrpura que a su vez abraza los rostros de la gente y luego se incorpora.
Luego de un rato noto que soy la única persona no disfrazada; claro, es mi casa. Levanto la frente, el primer movimiento terminó, ¿qué hacen? ¿un toro? por los parlantes escucho una voz estridente que aclara al público entre música de vodevil:

- Leonardo, en gira mundial desde Anatolia, búfalo en extinción, delicia de los cortesanos, sátiro de victorianas, conoz…

El platillo del cyrano desde el escenario me deja con la duda de lo que hay que conocer sobre Leonardo, la estrella del Thamesis. Siendo honestos, me interesaba mucho, más sabiendo que su pelaje amarillo quizás lograba sacarme de este deja- vu constante.

Luego de bailotear el silencio de la Jazz Band noto mis labios dormidos y un sudor frío, la enfermedad empeora
vuelvo, si voy a volver, ahora vuelvo. Cierro el pasillo.
Arrastrándome, simulando una herida de lanza en las costillas, entro a mi cuarto.

Entre las sábanas infinitas, trato de sobrevivir, una guerra puño a puño con la muerte, aún sabiendo que era fiebre no me entregaría inmóvil a su pozo, libre de caer en aquel recuerdo que llaman sueño, te espero en los eliseos, sonido de llaves, el lapso temporal de la vigilia que no es vigilia, los colores que me creí, que me tragué con rabia viendo a mi madre de perfil, único remedio, único vagón, con aquel búfalo en la plaza de toros, pero era mi yo que espera de mi yo verdadero, un nene, matamos al torero, los matamos a todos ¿eh? Sevilla teñida de ocre, una sacudida en la plaza de toros.
Noto que me río desconsideradamente, retour a la normale, pero no lo disfruto, es agonía superflua, es escarcha, dios es escarcha. Brueghel, pronuncio brueghel con saliva gutural, con espasmo, con desencanto.

Mi mano izquierda lucha por enterrarme en la realidad, pegándome con un palo desde allá, desde el cuadro, blanco sobre negro, Cesar Vallejo ha muerto, le pegaban todos sin que él hiciera nada, le daban duro con un palo y duro. La sacudida púrpura que emanan mis labios adormecidos de fiebre. I want roses in my power garden, dig?
Volviendo centro mi centro en volver a ver mi centro, veo la puerta de mi cuarto y afuera, ella, quien va a entrar al centro de mi cuarto desde la puerta. Cantar de las ranas.
Ella tiene su centro, siempre.
La noto distante, preocupada, veo su pecho, sus pechos, noto su poliéster de pollera, sus tacos, más arriba piel, ahí esta.
Vuelvo dentro de la pieza por unos instantes.
- Pasá, sentate.
No veo en realidad su rostro pero a pesar de sus ojos cerrados siento sus pupilas y su verde mirada, algo va mal, enojada, no responde excepto para bailar sus labios perfectos simultáneamente.
Acaricio su espalda entre las sábanas, me inquieta su quietud.
- Vení, hay lugar…
Siento espasmos, quiero que sea su mano la que me ataje perpendicularmente en mi descenso, un gran descenso, excepto por sus manos.
- No, no quiero acostarme con vos…

- Jaca, que pasa? acá hay lugar.

- No, no quiero acostarme con vos, no quiero…gritando entre lágrimas empuja mi cuerpo fuera de la cama, que debido a mi piel febril queda inmóvil como un crustáceo en la madera llena de papeles. Se va.

- No lo hagas Jaca, no te vayas…

Todo exige en alaridos entre mis orejas algún grito, un sonido tan desproporcionado como para ser voz, una flor inhumana, un collage incoloro de cabezas, un suave tren y un punto final?

Nadie nace búfalo, yo oigo sólo a veces los colores punzantes, y tan sólo a veces devoro las últimas flores.

…vaivén del ventilador, la sacudida en ocre de Pollock, la marioneta de espaldas al rincón, la sábana que recrea fiebre, el cuadro a medio hacer, blanco y negro, blanco sobre negro en realidad, y el viento esperanzado que golpea mis párpados, en su trayectoria revela con incertidumbre que es tarde, la fiesta al final del corredor.

Apoyo mi ojo izquierdo en el pelaje solar de Leonardo, respiro la mañana desde el balcón, un chimpancé cuelga de mi hombro, susurra algo ilegible, por lo tanto sordo, incoloro.
A tres, cuatro centímetros, sobrevolando la ruta de hormigas hay una máscara de
lobos -mata-lobos-no-jamás-nunca-cantar-de-las-ranas-será.
Al volver a la fiesta noté dentro del suelo lágrimas propias o mías o Jacanianas, de nadie más.
Me gusta esta mañana, más tarde ya no, este momento, es maravilloso.

make my day


Ayer pasó por acá; se nota en esta estatua vestida de tragedia (luna, luna y luna...)
Si me hubiera escuchado, esto no habría pasado (ya no tiene forma, luna y luna)
Pero no, él tenía que irse, ¿no? Como todos con los que estuve, siempre es lo mismo,
“Todo es igual, nada es mejor”. Jajá ( ya no tiene forma... luna...) qué tipo triste, qué idea tan triste, por Dios... ! ( ni clara ni oscura, luna, luna...).

Todavía falta un poco para ir, es mejor así, es lo único que se puede hacer; el día se murió y no hay nada que hacerle. Es que no se respira entre serpientes, no se respira..
Cuando lo conocí era tan... madera muerta, ni podía llegar a arder algún día, y así me lo agradece. Y encima llueve; no hay nada que hacerle... esta Santa Fe también se muere. Mirá esas caras. ¿Cuándo dejé de caminar por acá? Nunca, y aún así, nunca saluda esta avenida... ni las palomas, ni el taxista, ni el empedrado. Nadie. Nada de nada.

Sin dejar de caminar se deja caer, desfallece entre el multitudinario domingo de Palermo. Pierde la conciencia y cae; ahora sí, el asfalto lo saluda al fin, le da un beso algo tosco en el rostro.
-“¿Alguien llamó a una ambulancia? Dale pibe, levantáte, tigre! ¿Nadie lo conoce? Tomále el pulso, Juan, dale!”.
- “ No, dejenlo, no lo levanten”
-“ Sí, yo lo vi. Venía caminando y se le vino el piso encima”.
-“ Le debe haber bajado la presión...”
-“ A ver un paraguas, por favor, che!...”
-“¿Ya llamaste, Jana? Y dale, ¿qué esperás?”
-“Ya vienen, dijeron”.
- “¡El SAME siempre igual! A ver, alumbrame acá”.
-“¿Usted lo conoce?”
- “No sé, no sé, no sé... A ver, esperá, esperá un cacho que me parece que se despierta...”

La lluvia ya formaba el charco alrededor de todos. Nadie se escapaba de las gotas.
-“Eh, campeón, ¿qué pasó? ¿Volvimos?”
Nadie se escapaba, nadie.
-“¿Te podés levantar, che?”
Intenta muy lento abrir los ojos, por ahora es borroso...
-“Es que... es..”
-“Pará, pará, no hablés por ahora. Vení, entrá al negocio y te hacemos un café, ¿eh?”
- “Es que... no entendes..”
-“¿Qué cosa? Respirá... Te sentís mal, pibe. Vení, entrá, a ver...”
-“No, es que... no se respira entre serpientes...”

Esos silencios incómodos de un segundo o un siglo, da igual.

-“¿Qué dice?”
Los empuja. Está llorando, o es la lluvia; da igual, nadie saluda, nadie de nadie...
-“No se respira, ¿entendés?!...no, no entendés... nadie...nadie nadieeeeeeee!!!” ...
Cruza entre autos y agua, traga las gotas, algunas saladas por la tristeza, choca y choca gente, que sólo lo miran, una, dos y tres...
-“Eh, pendejo, fijáte un poco!!!”
Y ya lo tenía del cuello, ya no podía saludarlo más. Se oyen gritos de enfrente, sirenas, gotas que no dejan de caer.
-“Tenés que amarme, ¿entendés!!??? Amáme!!!! No me maten más!!!” , y sus manos no se soltaban por sí solas... Si no se hubiera cruzado el cana...
-“¿Estaba drogado?”...

The Neverlands


A veces, cuando la euforia deja ciego al ciudadano, éste piensa que escribir “salvado”
o “mi cielo azul” lograrán salvarlo o regalarle su tan esperado cielo azul, y hasta a veces esa misma fiebre atronadora es aún más cruel en su brutalidad, a veces logra que esas palabras dejen solo al ciudadano y acudan a otros futuros lectores; esta es la suerte del que sueña en insomnio y besa en amnesia...alea jacta est.

el imaginario colectivo


-“No, no puede ser, era algo más, te digo, ¿vos no le viste la cara?” y Tomás se enoja porque lo presiente, desde chico se sintió inútil, y ahora él se lo confirmaba, con esa mirada de ofendido él decía que no servía; ¿Cómo no se dio cuenta que la chica que pasó les barrió la sombra a los dos? Esa chica, algo hippy, con los brazos en mímica de un tema-botella de náufrago de su walkman y su gesto de canción, ¿cómo no se daba cuenta?
-“Bueno ahora hay que doblar a la derecha, ¿no?”
-“Sí, andá sacando las cosas”. Desarman su pequeño equipaje, toman mate mientras Tomás pinta de colores esa gárgola caída de Humberto Primo, “hay que dejar huella, ¿entendes?” .Y charlaban y miraban y viceversa, porque por ahí su vida estaba con algún que otro techo, pero su capacidad de admiración no tenía límites.
Y así Tomás le enseñó lo que había aprendido a los 4 años.
Ya caía la mañana y ellos seguían discutiendo cuál era el mejor modo de hacer “el camino” perfeccionándolo, sacándole matices que ya aburrían; era la costumbre hacerlo los miércoles, pero ese día lo cambiaron porque Tomás tenía que hacer unos trámites personales (nunca conocí a su padre).
Quedaron acordes de sol mayor dando vueltas en la plaza San Telmo, y eso le hizo acordar a Tomás de su juego, su otro juego, que Él no lo conocía, y le enseñó.
El truco consistía en no mirar para atrás.
Parecían situados estratégicamente entre los toldos, los Gardeles y los árboles, casi agazapados entre tanta gente, y él le dictó unas instrucciones, y se puso a bailar espasmódicamente cantando como un juglar, como en la Edad Oscura, dando saltos y piruetas casi coordinadas; después Tomás se le unió, y ahí estaban los dos cantando versos muy ridículos, y al ritmo de gaitas imaginarias. La gente pensaba que era otra atracción turística, y se puso a observarlos. Pero no era nada de eso; un chico tan chico no podía trabajar de esto, aunque estaba vestido como salido de un circo con su remera a rayas, el otro con camisa desgastada, sandalias los dos, pañuelos en el cuello...
La gente se empezó a entusiasmar. Cuando la improvisada canción llegó a su fin, ambos cayeron sentados, y se quedaron mirando el pasto como si hubiera algo ahí. Pero no, no había nada. El público terminó de aplaudir y se quedaron expectantes a ver cómo seguía el asunto, pero después de un rato él se levantó, o intentó, ya que Tomás le agarró el brazo y le dijo que mire, entusiasmado, y aparecieron...
Unos pequeños hombres de una palma de mano de tamaño. Primero salieron del pasto y empezaron a caminar entre la gente, después como ratas empezaron a descender de los árboles, diez, veinte, treinta ...había tantos y desparramados por toda la plaza; la gente ni se fue corriendo del terror ni se oyó un sólo grito. Se quedaron observando, como si algo no los dejara seguir con su vida; y los “duendecitos” se fueron metiendo entre la gente más y más, hasta el punto de que se podía ver a cada uno en una oreja del público susurrando algo, la gente se reía.
-“No tengo idea, nunca lo había hecho en público...”, le decía Tomás sin sacar los ojos de la gente. Iban de oído en oído hablando algo en secreto, y ya estaban volviendo a los árboles, pero la gente se volvía y los miraba a ellos dos.
-“Quería ver qué pasaba si los veían”, le decía Tomás de nuevo, incrédulo ante el espectáculo que ahora la gente daba para ellos, quienes se fueron acercando muy despacio hasta donde se encontraban sentados, y formaron una ronda más estrecha que cuando eran audiencia.
Un señor se aproxima a Tomás y le saca el morral casi violentamente sin mirarle ni los ojos; no se entendía nada, menos cuando el señor sacó un enorme talismán, algo manchado de polvo del morral arrebatado.
Nadie lo creía, ni la gente ni los Gardeles, pero era innegable: un enorme diamante estaba ahí adentro de su mochila, y hasta las estatuas vivas se dieron vuelta para mirar.
-“Entonces... entonces, era cierto...”, dijo una señora. Se reflejaban los ojos de toda la plaza posados en la gema inmensa. La gente quedó tan impactada, que enmudecieron sucesivamente.
Una nena lloró.

Targo


Qué mierda que son los domingos, Ñato....
No hay nada que hacerle...

La negra Malena se acerca, me mira de refilón y enfila para la pieza.
Conozco este barrio; era así antes de nacer, un manojo de sombras y arrebatos
donde pinta el sol de vez en cuando y la luna fija ahí, en la bóveda.
Siempre...

Ya ni me mira la Negra; me odia, odia este lugar, todos lo odiamos, sino no seríamos sombras ahí, inertes sin nada más que fumar, amar una esquina y dedicarle prosas a la Santa Rita que crece entre adoquines.

Qué tango ni ocho cuartos, Ñato? ...Eso no es tango... Eso es una cosa rara, pero no es tango, che. No jodamos.....!

Día D, el tranvía pasa por San Juan, me amaga y se va. Saber que se quedó, y quedará en la memoria. Él reparte esa idea por todos los barrios, y será así. Y la luz agarra y te tira del patio al zaguán, y vos te quedas preguntándote cuántos mates te faltan para animarte a sacarte la máscara, y no llorar más... esas tristes melodías.

Dame un pucho, de los negros, Esteban.

Las golondrinas no se olvidan de la madreselva de la vieja en el balcón, y yo me pregunto cuál fue aquel vuelo que como un manuscrito me dijo que las alondras son la extensión de tu perfume, Negra... No me mires más así; sabés que esos ojitos son como facones, sabés que soy una sombra y te querré siempre, por eso hagamos las pases y preguntame como antes, sobre ese portón que daba al campo, en la granja del abuelo...

Me olvidé, Negra, con el tiempo pasó muy inevitablemente el inevitable paso del tiempo. No hay nada que hacerle...

De chico, esa magia de esperar el bondi que pase para volver al partido más profesional que los del gallinero, porque eso era garra, Negra... Las aventuras de Tarzán en la radio los sábados, los simétricos sábados; acariciar la muerte en el baldío: por primera vez, ser inmortales, Negra... Ahora lo somos, pero inmortales por ser sombras nomás...
Ahora tenemos otras Eneidas, amantes de noche, hollín de la milonga, el sabor de la gota de sudor de cuello ajeno, media red, tablón de la comparsa y los buques del puerto... No nacimos de la noche, pero moriremos en ella.

Mirá, ahí viene el Gallego engominado; el otro día armó una en el bar de Malena, que ni te cuento...!
“Con este cuchillo te clavo tu traición, y dejame sombra, dejame que lo termino y ya nos vamos"

Dame unos mangos para el café, que empieza a ser de noche y hace frío sin vos, sabés?
¿Y por qué estoy llorando en el portón? Por la golondrina. ¿Por qué va a ser, sino? Se olvidó de la madreselva, Negra. ¿Nada sobrevive a la memoria? Y hoy es 20 de junio, y hoy hay dos lunas y hoy te me fuiste y hoy soy sombra, sombra...

Es que esperé tu mano... ¿Cuántas veces, Negrita? Vení, dame un mate y que no se hable más, que hace mal... acá en el pecho.

No es el terror a la media luz, lo que hace a los mimos de San Telmo enmudecer sin tiempo y sin domingos; es el horror a las palabras quietas, a esas cajas de frutas allá en la esquina de Chiclana, a la mueca sorda que no hace más que bailar entre el público del piano, a la diagonal cortada de Gascón, donde se cruzan las hojas que pinchan y los pitutos de la cana, a los sombreros grises de Plaza de Mayo. Y es que son más sabios que nosotros: ellos se espantan de algunas cosas, nosotros les cantamos.
¿Y por qué esta luna está tan fértil, Gallego? ¿Por qué nos tenía que tocar a nosotros, justo a nosotros, Gallego?
Dejá, no hay más ginebra hoy. Estás como una sombra, che...

En cada teja se esconde el sol, está ofendido con estas calles blancas, pálidas; está de más decir: mejor que Esmeralda y la hija se hayan embarcado para Italia; estoy más tranquilo.
Esta lamparita. Que no se me apague esta lamparita, bello viernes, que me estoy yendo, aunque no lo veas ni vos, ni la Negra, ni el Gallego de la esquina.

Pasame el mate y que no se hable más del asunto.

sobre el movimiento Liliputiense


1616 * Kiev

En aquel terreno desmembrado post-tártaros, un gran porcentaje generacional tras el hielo o en algún barco de esclavos; nada permite la vida excepto por el jardín de Lizaveta, quien obtuvo el perdón de los mongoles debido a su gloriosa belleza y a su padre, “forjador de estrellas

1620 *

Lizaveta arruina los rasgos de su diminuto padre al llenarlo de un valle de lágrimas.
Dos buitres enviados del lejano norte por el mismísimo Khan le habían contaminado su existencia con aquel ataque cardíaco luego de ser testigo de la profanación del reposo sagrado de su mujer. Las alas de los cuervos arruinaron para siempre la tumba de su madre.
La indómita hija del herrero perdió el color al presenciar ambos demonios alados bailando sobre las piedras en tono burlón. En sus terribles años posteriores comprendió la crisis del invierno ruso.

CASFECU "casa de fé y curación" hgASDADG

proclamaba un galeón que había echado raíces en las costas de Odessa.
Con los dos pies en el barro Lizaveta colgó de la proa dieciséis días boca abajo sujeta por lazos y en sus sueños escupía las palabras de las aves mercenarias.

En la cubierta fue curada de su trayecto desde Kiev por Angus, un marino escocés. Lizaveta despertó a imagen y semejanza decapitando al capitán japonés en pleno Sabath.
Debido a su metro diez fue absolvida y encomendada a la corte rumana.
Los años posteriores son de dominio público, el “proceso del santito”, como se llamo al juicio de herejía de la secta liliputiense-católico-radical trepó hasta el trono de Mantua y testigos todavía escuchan al rey exclamando “tengo una hija delincuente”.

silencio


Es hora de sincerarte hermano, yo nunca supe hace cuánto que estoy acá, y vos, a vos ni te interesa; de chico querías ver en blanco y negro, y hoy acá tu concepción de la muerte es infinita tristeza, por eso el acto de morir te representa una entrada más que una salida, si nunca fuiste, qué mierda pretendés? una entrada cerrada obviamente, ya que si pasás destruirías a quien te hizo salir, y eso no lo podés hacer jamás, nunca podrías ser tan cruel, ni aunque te lo permitiesen, así que acá nos preguntamos, que más habremos de sincerar.

Œstas Ŀзtras tǻn mΈnĢuąn†es n٥s ha¢en ĿĿørar vДþðr iŋtanġiblĘ.
يi v٥s me sДlvДs Ўo te salvð, per٥ sáĿven№s

Bureau de desarmement


Vos te borraste, no yo no me borré

Vos te borraste, no yo no me borré
Vos te borraste, no yo no me borré



Te olvidamos y te volvemos a olvidar porque nuestro olvido olvida a veces olvidarse de que si él se olvida, él se borra; pero yo no me borré.
Borroso, te borraste en el olvido de olvidarte.
Morirte.
¡Cu-Cut!
El sueño de la razón produce monstruos, Que se la llevaron!
L’Esquella de la Torraxta
Contre Ça! Votez communiste!

Olvidate. La torre de Babel era un zigurat y sólo medía 66 metros.

четверг, октября 20, 2005

La sed de Tomás


Tomás sabe, de las moscas de la lluvia.
ve que un paseador todos los días abandona a sus perros a la sombra de plaza Alemania.
conoce cuántos escalones tiene que bajar atrás de las vías de Flores para conseguir cocaína.
Sabe que el equivalente a todo el cuerpo de la Bonaerense es un puñado de palomas.

A veces cree ser testigo de la ciudad y no quiere acordarse de cuánta sangre le tragaron sus adoquines.
Piensa que Dios es un toro asmático, pero ya no cree.

A Tomás le sacaron los ojos, le partieron las venas, le incendiaron las manos.
Sabe que a la ciudad cada día le nace un dientedificio más.

Caminando se entristece si la piel se le cae y lo exhilia desnudo y entristecido, mientras a lo lejos se oyen las carcajadas de los perros.

Se sofoca si no descubre cómo comer siendo esqueleto.
Respira encorvado cuando la sed es de comida y el hambre de alcohol y sal.
A Tomás lo ruborizan los pasacalles, enseguida se los ata a la espalda ignorando que no es árbol ni semáforo.

Las piernas le tiemblan al ver una escalera recostada sobre una pared, sus piernas son de arcilla y sedosas.
Tomás recorre Chacarita y el Delta buscando eufórico debajo de qué almohada la ciudad deja sus casas de leche al ratón Pérez.

Tomás cree en los puertos.

Tomás exhala profundo y tensa su espalda a ver si le brotan alas,
sabe que el cielo al revés también es horizonte.

вторник, октября 04, 2005

San Salvador


Qué hacés? Siempre en la parada del subte,
en busca de una luz rápida.
Me cago en tu gesto, si siempre estas acá, te vomito todo mi dolor,
y me voy, me seguís, pero no.
Porque te quedás colgado como cuando no te ruge el alma,
Vos qué sabés de esas cosas?
Tu tragedia te viola en cada gozo, que al final, adivina...
Por los que se fueron, ¡Chinchín! : Nono, Juanita, niñez.
A veces se me escapa la esperanza de subir al techo y empastar un mazazo en el lienzo, porque sé que en definitiva va a ser la foto de un golpe de martillo, no va a ser el golpe, y quién va a usar una foto para respirar? un enfermo? un desconectado? nadie.
Siento que no es longevo, el ataúd digo, en la sangre; pero en la boca también, y entonces?
Y entonces.

суббота, октября 01, 2005

Luces de bar


Un ente vibrante visto por ojos inhumanos desprende su luz pudorosa en pleno asfalto.
Si supieran que fue rey.
Pero ahora habïa terminado, su piel goteando con tonito solemne, se despedían sus memorias aullando hacia la alcantarilla.
Ella era ella, o las nubes que desprendía el cielo de la infancia, o de alguna fatalidad, mirando las dicroicas del bar, medallitas viejas, encendedores polvorientos en la galería de Serrano y Santa Fé.

Y una vuelta de nuca le crispa las cejas echándose a correr, aullando nuevamente, chocando cuerpos, grazna, boca abierta, sudor frío, bailando con su pie izquierdo en una carrera al Puente de la Mujer.
Y confirmando su suerte en aguas quietas del río.
Nunca quiso esto, ni siquiera cuando el tacto de su cuello le provocaba espasmos, ni cuando marcaba su número para escuchar silencioso su aliento con ojos desencajados.
En los dedos sentía el impulso de matar, arder, ser un hombre, mierda! dispare soldado, dispare carajo!!

4853-8760 ( ...) (...) (.. *
- Hola.
- Si claro, bueno, es verdad .....
- Hola?
- Ajá, si es justo lo que...

Si tuviera un hierro los mataría a todos, culpable culpable, tortura política, juicio y a la horca, guillotina y Versalles, Napoleón y la reputa madre que los remil parió!
Sí, la puerta se destrozaría de un botazo, justo así, ajá, sí, es justo lo que pasaría, bang!, juicio, bang!, juicio, bang!, juicio,
Haaaaaaaaaaaalt !!
Esto pasa siempre nena, oh nena, lo siento de verdad;
Marrrrrch
1 – 2 – 3 – 1 – 2 ...
Todo fluorescente, sin sonidos, sin palabras, pero hay más; imágenes, demasiadas, imágenes el globo. Bestias llorando.
Livin’ hell soldier
Estábamos en un bar, mucha luz, dicroicas y carísimas, las sillitas oscilaban entre tragarte y ofrecerte cocaína, como todos acá, bebimos toda la noche y hasta nos reímos.
Un anuncio de parlante con voz de buey, un cumpleaños idiota y estúpido, mesa 6, ah, y el show...
Desde el piso de arriba lo vimos, el ritual de asco y encima medio bifurcado, pero servía, era insultante.
Monos sincronizados y en traje arman una coreografía.
- Vamonos che, por favor.
Platillos que se cruzan, las caras mas grotescas que imaginen caldeando el tablón con los pies, eso y las chicas, eso, eso fue lo peor, las cumpleañeras.
- Esperemos un poco, vos quisiste venir acá.
Suena el gong y los monos se impacientan, algo no les gusta, el ambiente es pegajoso como savia, y eso les gusta, los incita.

"Al lago, al lago con pesos pesados atados a los pies!!" ( Nerón, Roma 1 d.c.)

Los ojos de los monos advierten peligro, nadie lo nota excepto nosotro; nos refugiamos debajo de las mesas. Déjenlos con su acto, lo van a arruinar.
Cuando casi bajamos la escalera sucede, y luego la gente está casi muerta, o inconsciente. Los monos buscan restos de comida.
- Ok, nos vamos.