пятница, января 12, 2007

Ourobouros, o el anarquista coronado


Así pasan los pájaros carroñeros, bien babilónicos, con su pico pistola aplastan la cabeza del gusano y los saborean.

Allá por la rue tout temps la gente canturrea la marsellesa.


Como aquel hijo de las alturas con ojo detallista es fácil dilucidar la llamarada de silbidos y contorsiones de la masa juntada por lo ancho de la plaza.

Si hoy no hubiera muerto, si no estuviera contemplando la vía desde una terraza invisible, sin duda hubiera asesinado, lo que me convierte inmediatamente en un inocente de circunstancia, noble mas que una polilla con alas rotas si se quiere, pero sepan que mas allá de los estados crepusculares soy un homicida sublimado.

Lo fácil es desligarse, doblar el cuerpo hasta la mas ultima posibilidad, estrujar la musculatura hasta segundos antes del colapso.
Yo doy todo, el sufrimiento tiene ese hedor a mentiras y a simpleza, la mente se escapa y rueda por si sola, es maravilloso.
Ya no duele la madera ajustada al cuello, ni las horas de látigos que precedieron mi captura, ni las imágenes goyescas de mis hermanos ahorcados en el centro de Xerez.
Ya no arde el gigante sello real tatuado hace unas horas por mi verdugo a lo largo del torso.
El viento nos trae arena de la costa que me escuece las heridas, el único paso del tiempo, como echado a volar se posa en mi frente en forma de espinas, hubo un silencio provocado por el diablo algo austero y desalmado, desfondado mi cuerpo mi alma cacarea.

Todo es negro ahora, rojo y negro, los brotes de gallo degollado, los lunares rojizos esparcidos al calor del ultimo Junio francés, todo lo negro es ahora y es todo el todo, Heliogàbalo...


Mi propio aleteo de las moscas que ya son mías, la cuello de Antonieta, mis hermanos de la mano negra, mis muertos y mis muertes apiladas dentro del canasto de otros cuellos de sangre seca, tu propia voz seca: Soñamos y vivimos, recibimos y damos y vivimos los que recibimos y soñamos los que damos. El gato manchado de tierra roja se recuesta al sol.
Toda la tarde pensando en el lejos, la montaña y hasta Siracusa, mi Grecia.
Que ganas de no ser acá.
Que ganas, merde...

Entrecierro los ojos y las dagas son interminables, tu cuerpo hecho jirones por otras manos de otro hombre. Ya presiento el filoso borde del hacha en este pestañeo anterior a la hora H.

El gato manchado de tierra roja se recuesta al sol, la vida tiembla alrededor como los nervios de su envase, ya estoy ahí, soy muerto.


El gato manchado de tierra roja se recuesta al sol, Deus ex machina.

Y una vez mas yaciendo sobre la esquina, y otra vez chapoteando en mi sangre, y una vez mas la fila de curiosos, otra vez la alondra azul brotando de mi herida, una vez mas arriba bananas verdes, otra vez la mirada destrozada entre adoquines, una vez mas oscurece a la sombra del bananero, otra vez son casi imperceptibles los aleteos de gaviotas, de palomas, de agua salada.
Dios es polvo, es uno.

2 Comments:>chamuyos

Blogger cristina said...

ojalá puedas descubrir pronto
que tu propia luz puede sacudir esa oscuridad

chamuyos1:55 AM  
Blogger katalinaterecuerda said...

Alas tuyas que van a darte vuelos infinitos.
Vos sos luz, como bien dice tu madre. Sos luz y alas.
No dejes de volar y de iluminar. Y sí, tal vez esto debería ser algo privado, pero me dijiste que te gustaría que te comente y acá estoy.

Ni otras manos ni un carajo, sabés?
El problema no son las otras manos, el problema está en nosotros.

Abrí los ojos a los nuevos soles que van a destruir esa oscuridad. Y las noches y las lunas con sonrisas para vos, Martín. Te deseo noches con lunas y sonrisas.


Tuya, siempre.


K

chamuyos4:15 PM  

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