пятница, января 05, 2007

Amandla


Llorar es parir, parir es sangrar
Parir las luces, los autos, luciérnagas.
Soy viento, mis paramos se adhieren a ramajes, en ventanas.
Amor.

Tu cuerpo es vaciado de pereza y desamor.
Tu piel supo un bálsamo, esa rasgadura en el paladar incurable.
Una resbaladura y piñazo contra el cordón y la vereda.
Te sabia criar, supe amarte.
Odio.
Y esqueletos eufóricos movilizando su baile sobre el agua de zanja,
ese gorrión escapando de las cuevas de la gente,
todo y nada, son incurables.
Rabia.
Se cristalizo nomás la química, la física y el sexo.
Se redescubre el armazón de tu inocencia fermentada en cuencos de caras.
Atiborrada de gemidos y solo algunos teamos manchados de semen.
Sed.
Sangra, si, sangra a chorros.
De a trozos de vidrios, de restos de animales.
Sangra en desencanto, en desamor.
Decanta por el delta de tu cuello.
Y llora hasta saciarte.
Desamparo.
Sin palpitos, sin aliento.
Sin ojos de pájaros.
Testigos.
Fui un toro maltrecho, uno mas, tu hombrecito de retazos.
Fuiste socorro, fuiste el látigo en la medula.
Cuando no haya nadie esperamos en las vísperas del carnaval.
Ambos.