среда, мая 10, 2006

en aquelarre


Seguía el dolor de cabeza y empezaba a aclararse el nublado.
Me habia percatado a destiempo que todo el domingo fue gris, con techo pero sin lluvia.
Estaba nervioso y porqué no desposeído, desde que me levante tuve resonancias de la esquina, la plaza encerrada de alambres, la de los domingos, mi plaza, la de las rejas, ese gran escalón de cemento reservado, eso si con mucha vegetación, de mentira, de pintura, pero algo es algo.
Hasta las 5 pm escuchaba en mi cabeza el anhelo de exilio a media cuadra, no aguanté mas y me escape a trote hasta llegar.

Domingo con nubes y viento, era mejor estar encerrado al aire libre, mentirse un poco jugar al engaño.
empecé a distorsionar apenas entre, luego empecé a recordar un cuento de cuando era mas chico, uno de terror, ese terror que solo conocen los chicos, un cuento de bosques habitados por humanoides sin rasgos faciales, pero eso si, podían llorar.
Seguí distorsionándome hasta que se fue el cielo gris, y empezó el absoluto negro.
Y solo podia concentrarme para ver el helecho nacido de hormigón revoloteándose entre la brisa que crecía, me di cuenta de que yacía en el arenero de piedra, entre el viento imaginaba a chicos jugando en la punta de los toboganes en madrugada, yo estaba ahí, pero mas grande, algún dia lo haría? Doy medio giro, porque perdí ese terror? Ningún grande lo posee, es algo que se paga en el camino, una cuota, si me quedara algo vería mas objetivamente, me vería recostado en el cemento de una plaza enrejada cayendo el dia.
Me las ingenie lo mejor que pude para volver, tuve que arrastrar al yo que quería quedarse y el que sale en las fotos se quejo un poco, ambos se fueron a puntas de pie.
Revolviendo entre las costillas saque la llave y entre.

Mi casa da a mi cuarto, no hay salones, mejor dicho a veces están ahí, solo que al entrar aparezco directamente en las paredes verdosas de mi habitación, depende del dia.
Aquel no fue especial ni original así que cruce el umbral y me encontré con las plantas,
el trono (una vieja silla gigante) y el techo oscuro de mi habitación.
No se muy bien porque pero intente recordar porque no poseían rostro la raza terrorífica de aquel cuento, algún retroceso se llevara a cabo esta noche, son señales, hay que estar alerta, hay que ... no...no hay que...
me dormí.
Me despiertan levantándome la cara de las rodillas, era Dora...
(pero si yo me acababa de decir hace un rato).

Quien es Dora? Dora son muchas al mismo tiempo, se chocan, se traspapelan, una Dora fue un amor imposible, otra fue mi mejor amiga, otra se perdió entre tema y tema, otra corre por Libertador, no me alcanzan los dedos para hablar de Dora, es la Dora de los bosques de Palermo, otra fue un amor posible, Dora hablaba con gente muerta, Dora me contaba con los ojos bien abiertos que habia tenido pánico de no volver cuando salió de su cuerpo una noche, Dora y yo vimos la sombra violacia a la noche en mi cuarto, Dora y yo rompimos todos los relojes del mundo en Ciudad Universitaria, Dora me contaba de vidas pasadas, Dora era confidente, esposa, lapidaria, me regalaba incienso, se reía mojándose en la lluvia, era lluvia, Dora siempre habia estado ahí como ahora esta levantándome la frente, siempre levantaba mi frente, desde chicos.

Ponemos música y me cuenta que yo habia invitado a su familia a comer, no Dora, justo hoy...
Su padre me odiaba y yo lo odiaba a el, igual que mi padre, era un disgusto generacional, no tragaba a mi edad, decía que amábamos la muerte, el negro sobre blanco, the cure, ozzy, era despreciable por donde se lo mire, simulaba tocar la guitarra de la casa con los párpados apretadísimos solo para escuchar los golpes y quejidos del instrumento, da igual, para el habia una sola Dora, la que yo no tragaba.

Dora se ríe y se le escapa un secreto contundente, habia invitado a henry.
Dora justo hoy, ando tan sobre valorado, justamente hoy...

“ yo se que en el fondo vos te lo bancás, no como los chicos, no es ningún tarado henry, tenés que conocerlo...”
Zappa se me escapa del parlante, y encima no deja de reírse...Dora siempre es de hacer estas cosas, aprendí a aceptarlo, como cuando rompió a mi guitarra.

El problema en cuestión no era que a mi me moleste la llegada de henry a mi cuarto-casa, el asunto era la culpa que traía consigo.

En vano gasto palabras preguntándole porque lo habia llamado y si lo veia después de tanto tiempo, ya no somos chiquitos.

Revolviendo entre los libros y estudiando las plantas larga un simple:
“ me escribió Fran, muy cambiado, te contesta como cegado por la bossa nova, no se que se le dio por desaparecer en el país de las bikinis...”

trato de movilizar mi cuerpo pero poseo la agilidad de una tortuga atleta, me siento fuera de foco, sigo distorsionado, lo nota, pero lo niego cordialmente.
Con Dora nunca fuimos amigos, nuestra relación se encuentra justo en la línea del misterio eterno, nunca fuimos novios, tampoco amigos, tal vez hermanos, pero a veces dejábamos el parentesco sanguíneo de lado.

Cambia la música por algo mas tapador, Billie Idol grita desde el potus que Is a nice day to start again, se va normalizando la escena, justo a tiempo, no podría haber aguantado mucho mas.
Ella no era muy distorsionable, prefería otras cosas, al final era lo mismo, ella se “desnivelaba” , ese era su estilo.
Tendré que ir a saludar a los padres, y a los míos, me es imposible encontrar el pasillo, me pierdo y vuelvo a mi verde lugar, pintura verde hasta el techo. Depende la suerte, hay veces que mi casa llega a tener diez mil pasillos y habitaciones, hoy no, abría mi puerta y me encontraba el farol y el empedrado de la calle.

A Dora le encantan mis cuadros, empieza a analizarlos, le gustaba el de la cascada y el punto blanco en especial, les daba mil interpretaciones, esa era la Dora en plan madre.
Mientras admiraba el juego que hacia su buzo gastado de mangas con su interior escucho que sube alguien por las escaleras, Dora me mira y se ríe con miedo.
Yo le regale ese buzo, le queda perfecto, pero ahora tocan mi puerta.

Veo por mi ventana que da a algún salón, están ahí mis padres y los de ella recibiendo muy contentos a un henry muy negro, tapado de negro, pálido, no le llego a ver los ojos. Parece enfermo, tengo que rescatarlo, si supiera como llegar, no me puedo tirar desde aquí.
No importa, el se abre paso arrastrando el sobretodo oscuro, Dora sigue hablando de algo importante, pero nada es mas importante que esto, ese es henry? No puede ser.
pero ahora están tocando mi puerta.
Dora se levanta de la cama y abre con felicidad, los escucho hablar un rato, pero henry sigue tan serio, ese es henry? No puede ser, no me atrevo a dejar de contemplar la escena con la cabeza alreves, al ras del suelo desde la cama, noto que me mira de a ratos, finalmente escucho que me llaman y me apresuro por incorporarme.
Se cierra la puerta.
Nos miramos de frente un rato muy eterno, luego destapa las cejas y noto sus ojos, ahí esta, henry!!! Lo abrazo, nos reímos bastante, noto aroma de amplificador, con gain y mucho low, a henry parece que también se le da por distorsionarse nos seguimos riendo y hablando casi tapándonos unos con otros, no dejamos de dar vueltas por toda la habitación.
Nos tiramos todos en mi cama, que recién ahora lo noto, es inmensa debe medir 4 metros aproximadamente.
El sahumerio sigue su curso proyectando una nube de puerto nocturno, Dora se estira de arriba abajo para prender unos farolitos metálicos, empiezo a ver mejor el contorno de su cuerpo con el buzo azul.
Las charlas van y vienen, larguísimas y que se pierdan unas con otras, terminamos con la noche de Ciudad Universitaria, ahí nos perdimos todos los chicos, se quebró el tiempo, pero como? henry no estaba? Ahí tampoco?
“no importa, cosas de chicos” me explica el, peinando a Dora con un llavero.
Señala una pila de revistas y se acuerda extendiendo las cejas como las conseguí.

“ no sabes Dora, 10 medidas apostamos, se las tomó todas de un saque, y yo me quede sin biblioteca, jaja, cuanto teníamos? 12 años? Habíamos estado probando el vino francés de mi viejo, esa noche estuvo bárbara...”

henry siempre fue así, se acordaba de cosas que habían transcurrido años luz, y de propina comentaba el estado de animo de cada uno, no hay dudas, era el mismo henry de siempre
armamos un cordón de 5 metros con las sabanas, y por medio de la ventana vamos a buscar aquel vino de ceremonia, cosas de chicos.
Dora se queda inspeccionando mis estantes que habíamos armado juntos una navidad.
Nos mojamos de agua hasta los tobillos, la calle estaba toda inundada, nos reímos, la única estrella que habia era un farol parpadeante por el acoso de la tormenta.
Me da gracia como henry intenta subirse el cuello para permanecer seco en medio de este huracán, me río y salto por encima de su espalda, nos revolcamos por todo el empedrado jugando a la garrapata.
Llegamos a media cuadra y compramos lo suficiente, volvemos filosofando sobre pasto mojado y empedrado, casi chapoteando y a carcajadas.
Saltamos desde la ventana al centro del piso, mojamos la alfombra de cuero curtido.
“de donde vienen?, están empapados!”
después de hacer los honores descorchamos, Dora empieza a cantar algo que habíamos inventado de mas chicos, una canción en ingles pero nacida de la mente de los tres un dia de primavera. “mad on the moon”.
El vino era tan bueno que tiñó las paredes y el techo de color tinto.
Henry desenfunda un violín del sobretodo que expulsa a la silla de van gogh en un extremo.
El tema queda insuperable, me esfuerzo por ayudar pero me vence la admiración por las manos de Dora, son tan Dora, suelo admirar todo en una mujer a la altura de Dora.
Me quedo callado, con la mejilla en sus rodillas.
El tema finaliza y de un estante sale un sonido de bombos y platillos expectantes.
Veo a henry buscar algo en su bolsillo moviendo toda la silla, le pregunto algo, creo que referido a su cambio, no era el mismo que vi desde la ventana, el casi ríe pero sigue buscando entre la tela negra.
Nota que le gusta mi colgante de la pluma.

“me lo regaló ella” ella asiente y promete algo parecido a henry.
El incienso sigue distorsionando mas y mas el ambiente, los faroles se traslucen en degradé, cuando henry saca su mano del bolsillo alguien sube la música casi al infinito, veo bosquejos de Dora moviendo las manos, va oscureciendo el ambiente de a poco, sigo descansando en sus rodillas, su piel tibia, la acaricio lentamente sin levantar sospechas me río, ambos me miran y los contagio. Levanto sospechas.
El sonido atronador y arrastrado me hace cerrar los ojos, no se cuanto me quede así, ni cuanto dormí, ni cuando desperté, recordé a oscuras las caras sin cara de esa raza, pude verlos llorar, finalmente pude verlos llorar, me levanto eufórico despejando la niebla que invadía el cuarto borgoña, los escucho hablar y noto que se ríen de mi.
Comentan lo que gritaba dormido, se escapa una carcajada de mi boca, me desplomo en el cuero curtido y los dos me aplastan sin dejar de reír, perdoname henry, perdoname por tantas ausencias tuyas, perdona a los chicos, eran tan chicos, te admiraba henry, nunca quise lastimarte.

Noto a Dora algo desnivelada, nos abrazamos con fuerza y nos exiliamos al suelo, siguen los tambores saliendo del potus o del estante a su lado, mi cuarto se va evaporando vertiginosamente, siento vértigo.
Sin dudarlo tomo con fuerza todos los retazos que habia examinado Dora, los miro con ceño fruncido y los revoleo provocando nieve, Dora dice no, pero no paramos de reírnos. Henry se asusta con algunos cuadros, siempre les tuvo miedo.
“este en especial” señala el verde.
“no hay problema henry” suelto otra carcajada, siguen los tambores desde el potus, la niebla se mueve pero no se va.
Tomamos mis dibujos, no dejo que henry prenda el Camel y con su mano los incendio provocando chispas.
“no, es tan grande la colección!!, porque?” Dora esta preocupada, me amarro a su cintura y nos movemos a una velocidad imperceptible, la risa sigue desde el potus o del estante que ambos hicimos en una navidad.
En la luz del fuego veo rasgos de henry inéditos, ahora entiendo, “estas ahí henry!!!”
Ya nadie entiende nada, pero lo celebramos.
“tu papa dice que somos los muertos Dorita, somos los muertos, es una reunión de brujas henry!!”
henry me abraza con fuerza, nunca estuvimos tan unidos, la trilogía del cuarto tinto, no esta nada mal para una noche de domingo, y esque por no existir, no habría mañana.
La música sigue interpolada con otras danzas y juegos, incendio los cuadros, incendio los escritos, me quemo Dora, me quemo Henry, todos, no es maravilloso?
Todos los hechos pasados donde concordamos se nos presentan en imágenes que estallan con las llamas, es emocionante, nadie sale de acá, ni henry, ni Dora, ni yo.
Hay miles de inciensos, hay que tener cuidado de pisar, la cama empieza a ensancharse, 5, 6 metros de longitud, el agua colándose por la ventana redonda, gritos que se escapan del potus limonero, en el piso hay arena, niebla que se mueve, ruinas en llamas por todos los rincones, el tambor sigue, músicas que se trepan entre si, risas de Dora, el contorno azul de Dora, las manos de Dora, el rostro de henry, tan expresivo.
Seguimos sacrificando papeles entre el fuego.
Columnas de hilos y libros, las paredes de vino francés, y confesiones top secret.

Somos los desposeídos, nos intercambiamos ropas, anillos, collares, objetos, la hoguera es casi sagrada.Esa noche dormimos como bebes, como los chicos, escuchando crepitar el fuego con la cara reposando sobre el vientre de Dora, escuchando la hoguera quemando mi pasado, reposando sobre el contorno azul del buzo que le regale, viendo a henry despojado del sobretodo negro a dos centímetros del fuego, mientras que el agua hacia estragos por medio de la ventana, y la niebla se tornaba alegórica, nos acercamos a la pira y juntamos nuestros cuerpos para el calor, podia ver a henry en pose fetal durmiendo como en los asaltos de la primaria. Antes del dia que no seria dia le susurro a Dora tiritando de frío, que habia visto a los sin-rostro llorar.
Ella duerme con una sonrisa, de todas las que hay, esta es mi Dora favorita.