суббота, мая 13, 2006

al-andalus




Un vagón.
Los recuerdos de viñedos de Jaén.

Dédalos y herrumbres.
Tardes mansas echadas a pastar,
pisando Recoleta.

Soy Bustos Nogales,
Arribé en el “Esperanza
desde mi Valencia.
Me llamo Tonino Giacominni,
Fui nobili,
nacido en Acerenza.
Me llamo Sebastián Nielsen,
Soy algún que otro nieto de un danés.

Luz de gas.
Cañaverales desde Milano,
Bodegas desparramadas de bordó.
Nubes rellenas con lunas y lunares.
Y el tren avanza hasta Colonia.

A las costas de Odessa
las gaviotas escupen los quejidos del berebere.
Los llantos se confunden
con el rompimiento de las olas.
Los rumores de la negra peste,
se asientan sobre el esófago.
Me han soñado en la Constantinopla
de los otomanos.
Fui soñado desde ahí,
donde el mito de la lepra esta vigente.

Mis adentros son tejidos con hachis,
desde la rivera del Jordán
por mercaderes de datiles y ceramicas.

Camino sobre el puerto de Rodas
y el Egeo me hace cosquillas en los pies.
Conozco a Delia, nacida en Creta,
criada en Roma.
Sus muslos se empapan con las palmas, los orfebres,
las ferias mediterráneas, el leño de los patios,
las cinturas y los rostros semi turcos,
y esos pechos confundidos con milagros.

Se ha visto al Ecce homo,
rey de la buena muerte,
allá por las peñas de Granada.

Y los hombros enjoyados de la hembra mediterranea.
Due leoni affrontati d'oro...
Los arcos barrocos que finalizan sus espaldas,
me devuelven a los ojos el camino de Santiago,
una yuxtaposición repleta de olivos y vides y naranjos.

Recuerdo el sabor gitano y filoso.
de las bocas gaditanas.
las hay de olor a acacias.
Como el que portan las paqueras de Jerez.

Sobre la calle Alondra,
en las siestas y zambombas.


No soy nacido en las estepas de los tártaros,
Dudo que me hayan olvidado
una tarde en un gulag.
Lo cierto esque carezco de nombre.
Mi sangre esta en declive.
Mi aca es ahí,
Y mi hoy,
y mi mas allá.