VI (espejado)
VI
Calidoscopio en forma de cruz
Ayer conocimos a Antonio, otro Antonio.
Fuimos a visitar el Alcázar del antiguo barrio judío y estaba comiendo un sándwich de tortilla, nos pregunto si conocíamos algún hostal para estudiantes, la panza le chorreaba por el costado de la riñonera de Chicago bulls y hablaba mucho, despues estuvimos fumando otra vez en la orilla y nos contó lo que estudiaba en Granada, hoy ninguno de los 3 se acuerda, era un Antonio aburridísimo y gordo.
Se llamaba Antonio Esma Martín, con el sol rasgándonos la espalda y el hambre le contamos de nuestra Esma, del cementerio de elefantes y de padres entristecidos y otras yerbas y otras muertes.
I got a little black book, with my poems on
A las 7 de la tarde empezó a llover pero recién a las 10 anochecía.
En Sevilla todos se toman su tiempo, hay siestas con olor a potaje y carteles de madera, en la avenida del río los patos rayan el cielo del Guadalquivir y nos dejan escuchar sus quejidos desde la terraza de la torre.
Se llamaba Lourdes Di Marco, nunca se ponía maquillaje y usaba 33 collares, le gustaban los colores primarios, comía de cuclillas, comía helados, tomaba fernet branca, era madre y tenia en la mochila un coma de su madre.
Cabalga por la espalda, date vuelta y volve a empezar, lavate la cara, despertate con llanto y despertate, despues de 5 ginebras te subís al balcón y tarareas vals estúpidos con un dolor ajeno y apuradísimo. Soñas que no existen las telarañas pero con ese ensimismamiento fatal de las 3 de la tarde, no conozco tus zonas, me aprendí tu cuello de memoria porque tuve manos, en la torre segunda existe un miedo de no querer ser y encontrarnos en el patio.
Un catre inundado de cables y polvo de polvos.
Como se puede sentir dolor conviviendo con el dolor, en la planta baja se escucha un relincho de alcohólico, los portones mudos con cadenas a falta de seguridad y todos los días alguno de los tres pisa una hoja de malvón.
La sincronía asquerosa de que nos separa de lo que viene, del frío y del hambre, de tener nombre de numero y cama de metal, intercambiamos palabras con el vendedor de fiebre en polvo, desearía no tener idea de donde vive, de donde te lo encontras a la vuelta de la esquina, y dolor por dolor.
Se llamaba Andrés Pizzani y si fuera caballo se arrojaría al mar sin estribos, no conoce el gran bsas pero estuvo en posadas y la falda, el muy boludo se deja confundir conmigo y no le gusta, prometía ser paleontólogo a los 5 años cuando en la rural dejo sin respuesta a un coordinador de expo-dinosaurios. Su rostro es grotesco como un Degas, no le gustan las milanesas de ternera y odia el puré, antes había códigos, miles, numeros sacros, numeros malditos, numeros en el antebrazo, numeros de atras y de abajo y de polonia, numeros del crisol, numeros de mas aca, numeros de garaje, numeros de ablandamiento y numeros de picana en las encías, cálculos torturantes y poseidoticos, un error y la muerte de babosas, a no desconcentrarse con los binarios, a tener en cuenta las fases de la luna, no olvidarse de no pisar la juntada de baldosas, no olvidarse del silbido en los subtes, las estrellas están muertas, porque son estrellas
y es de noche y viene el tren, y correte pelotudo y viene el tren.
Y viene la oscilatoria rabia de no tener lugar ni esencia,
de tejer horas para pegar tres noches y sin un peso y si un euro.
A veces se le escapa borracho que cuando escribió en la escuela que la mujer es puta o es alondra tenia fiebre, Andrés siempre rebusca redenciones, es lo que lo separa de los animales, la cadena de su ADN se mezclaba con los eslabones de la culpa y podía llegar hasta la constelación Vega, porque las estrellas están muertas, porque son estrellas y es de noche y viene el tren.
El cigarrillo se apaga en su boca o en sus muslos depende el día y depende la noche.
Busca salir con alguien que lo separe de ese loco de mierda que cuenta nubes mirando el cielo con ojos llenos de ojeras y pasión.
Su abuelo estuvo separado de los hijos mas de siete años por la estupida campaña etiopica de Mussolini,
7 años a la sombra, se hizo amigo de un mono que le fumaba los cigarrillos, su otro amigo fue muerto, y asi, desmembrado de todos, un Martin Fierro de las barrancas de Acerenza.
Si alguien grita se acuerda de la policía en el Abasto y de la vergüenza en los exámenes de Marzo, dibujaba en cualquier lado con tal de desahogarse hablándole a la pared con un fibron.
Piensa que un diván es un ataúd dado vuelta pero le da vergüenza decírselo a su psicóloga, total nunca leyó lo que escribió y total ya paro la lluvia y total ya no hay mas.
Se obsesiona con los perfiles femeninos, los conoce de memoria igual que el olor de cada vez que tuvo sexo, porque cada vez fue diferente, nunca confió en las operas de Wagner y si hubiera conocido a Camus lo hubiera matado en plena quietud.
Las aves son ave de paso, el pasillo de la calle Alondra lleva al corazón de Jerez y del minotauro encadenado en la rotonda, vidrios incrustados en chapas oxidadas transforman un lirio en un clavel azul de tinta y de jardín d e infantes.
Nadie sabe entre que par de piernas se perdió cuando era mas chico pero no le importa,
Tiene un brazo contorsionista y las piernas muy flacas, cuando baila en joda parece un títere con un hilo cortado. Se aferra al pecho de las mujeres,
siempre mas arriba,
el buscando calor y arriba, mas arriba.
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Hipnotismo de un flagelo
dulce, tan dulce
cuero, piel y metal
carmín y charol.
Cuando el cuerpo no espera
lo que llaman amor...
Cada lágrima de hambre
el mas puro nectar
nada mas dulce
que el deseo en cadenas.
Cuando el cuerpo no espera
lo que llaman amor...
(Siempre) mas
se pide y se vive
canción animal
canción animal.
No me sirven las palabras
gemir es mejor
cuando el cuerpo no espera
lo que llaman amor.
I had a dream last night
You were there