III y IV (espejado)
III
Silencio
Estaba tiritando contra la ventana y se acercó. Claro que sabia exactamente lo que me iba a decir, conocía a la perfección ese gesto de indiferencia y velatorio.
Tuvo tiempo en preparar café para los dos en 6 minutos mudos, en ningún momento deje de mirarle la mirada de reojo que volteaba al descubrirme.
Me metió abajo del poncho con humo de tazas, mi cara era muy obvia, muy de padrastro, apenas se dio cuenta las lagrimas le saltaron seguidos de una risa que duro muy poco.
Se había acostado otra vez con algún sevillano borracho al que, descontando su motivo flagela torio, no le había permitido usar preservativo.
Al rato no pude contenerme y la sacudí manchándonos de café.
La arrastré hasta la terraza, nos saqué la ropa y del brazo la coloque sobre la baranda.
No paraba un segundo de querer decir algo interrumpiéndose con un hipo lagrimoso.
Y la vi mucho tiempo y de todos lados, desde el rincón de los cajones, le vi el rimel corrido desde la escalera, me fije en el detalle de sus aros acostado y de rodillas, le acaricie la cara sentado al lado.
Nunca me olvido de cómo me observaba, con una compasión infinita, estaba intercalando roles, ella una vez por semana nos daba su novedad y ahora era incapaz de mirarla, a veces de reojo intentaba alcanzarla pero entre las lagrimas y su rostro de metal era imposible.
Al fin me resigne y nos callamos hasta la salida del sol desde el río.
IV
Mesón El Rober
Durante mucho tiempo comíamos pate con galletitas, fideos, y cuando había suerte nos íbamos a tapear, en el mesón de Berta siempre nos preparaban en el momento, la mayoría de las veces era invitación. La esposa de Rober había sido vecina de la madre de Andrés,
Pero lo mejor era llegar y sorprendernos mutuamente con las mentiras estratosfericas que nos mandábamos, Lori en especial.
Que todos nuestros trabajos pasaban el mínimo, que Andrés bailaba tango para el Colon, que Lori era conocida en capital por su voz de primera actriz, hasta en Madrid le habían ofrecido participar de “ratones coloraos” y telecinco nos había ofrecido unas 9200 mil pelas para hacer comerciales, ah, y teníamos un piso por el centro.
- y tu de que actuabas quillo?
- No, yo fui estatua viviente mucho tiempo, sobre la Cibeles
- Y eso que es lo que es?
- Te paras vestido de blanco sobre el pasto y si te tiraban un duro saludabas
Berta me escupió el grisin en el ojo al reírse con estruendo.
- Ojo Rober, que no cualquiera tiene el talento, yo soy una estatua viviente
atrapado en el cuerpo de un hombre, algún día vamos a hacer un duelo a ver que tanto.
- Che Rober te queda ensaladilla? Pero la que hace Carmen
- Que te ha enganchao e? Pues no, se termino al almuerzo, pueh porque venís tan tarde mamones? Aquí las tapas vuelan, cojones...
- Pasa que salimos del curro, ya te expliqué, están el Manu con Josele en la plaza, nunca están frescos esos dos?
- Pues son puro yonquis, buenos pa ná, a la siesta los tengo aquí con un colocon de días y nunca paran el desmadre....
-
- Si, pero tocan bien, la semana que viene es la feria no?
- A la vuelta del ayuntamiento, pasaran por mi caseta?
- Obvio, tal vez estemos currando ahí, hay que ver.
- Roberta me podes explicar clarito donde se cortan el pelo todos igual?
- Cojones, que me digan el Rober, que ya me están amariconando joer.
- Dejáte la melena de una vez, si vos queres, che mañana pasamos y te invitamos a un trago dale?
- Venga peña, hasta ahora, y tu niña cocínales un buen potaje que ya parecen un trío de cacos.
- Jaja dale Berta nos vemos....
Nos fuimos caminando por el centro y la iglesia, cerca de la plaza del toro había un show para los guiris, no querían mucho a los turistas, y los molestaban todo el tiempo.
Nos quedamos un rato tomando unas cruzcampo mientras escuchábamos una orquesta improvisada en la peatonal.
Los hiphoperos estaban al lado de un tacho con fuego y nos acercamos, Andrés enseguida reconoció a uno de SDFK y parecía una quinceañera del fan club.
Mirando el fuego Lori me cuenta que se quería ir.