пятница, февраля 24, 2006

desde el Tartaro


Siempre un purasangre
Nunca un picador
Siempre nuncas enfrente de la nuca.
Dejémonos de dejémonos
Y la vela al cuarto oscuro.

Nadie rezongaría de un cadáver entusiasmado
que en su mismo velatorio te sacude la manga del traje.
Nadie quemaría con napalm los espejos de los chicos

Es un octópodo de sabor a geriátrico y canela
Haciendo malabares con las arterias y las paredes del estomago
Recortando desde dentro las esperanzas de que uno todavía tenga
Interior y no haya llegado el momento de que nos tiren al mar
disfrazados de cenizas, es solo eso.
Un adentro visto desde dentro.

A veces escuchamos los pasajes de Palermo mientras
Los vientos cansados del río nos llenan los bolsillos
Todos los ángeles son mujeres que toman solas un cortado
sobre las heras.
Revolviendo la taza con el hijo que tendrán y una cucharita.

Mi garganta es cautiverio de alaridos,
a veces me cruzan espasmodico sobre dos pechos hirviendo.