I
Escucho Portishead y pienso cuantos de los que conozco tienen voz de trincheta, me rasco un poco la cabeza, sigo mirando para el piso, me rasco un poco la cabeza, sigo mirando el piso, conecto ramas del suelo e ideo la cara de un duende.
- que queres Tomas?
Clara no sabe pero el duende ya se transformo en diablo con un tenedor.
Me cierra la puerta en la cara, pero no tan fuerte, con resignación, sin hartazgo, me voy.
Un mes atrás en el bar se me acerco un acaro con aspecto humano y me regalo 5 gramos de cocaína, los esparcí sobre la barra, me palmeo el hombro muy nervioso y dijo algo, dibuje una pirámide sin mirarlo, me reí.
Le dije que las verdaderas pirámides en la antigüedad eran descendentes, no me creyó, porque vomito que estaba borracho, dibuje con lo que quedaba un horizonte y le detalle a modo de croquis que la mayor pirámide todavía estaba enterrada cerca de Menfis, seguía receloso ya que me pincho con algo oxidado arriba de la tercer costilla, los gitanos a veces hacen eso cuando están asustados, es parte de su folclore, este en especial era famoso por sus cadenas de oro y sus tatuajes caseros de la virgen de El puerto de Sta. Maria.
Su abuela materna había sido vecina de Camarón en San Fernando, cuando cerraron el astillero se mudaron a Cádiz y el empezó a regatear y revender hachis marroquí, después a la colimba y después ya era un puntero de ley.
Sabia que el pinchazo en el abdomen era cariñoso, porque lo conocía mucho y al verme cansado me ofrecía siempre un canuto para ventilarme un poco, mas a la hora de la siesta. Pero esta pirámide de cocaína nunca, no no.
- no no Vaquilla, en Tenochtitlan estuvieron cerca de encontrar una muy vieja cuando fueron los españoles.
Le borroneo las arrugas de la frente con el dedo que ya tenia blanco, me lo saca rapidamente.
- tu que haces quillo? Que no no? Que te has quedao chalao de tanto curro te voy a poner un guantazo que no veas...venga hasta ahora.
- Esperá no te vayas.
Trastabillante se acerca con bronca, espera una disculpa o por lo menos que lo invite un chupito o algún whisky, pero no, lo invito a acercar su cara para revelarle alguna clase de secreto. Pero no, le soplo mi planito de polvo en los ojos, empezó a insultar o eso creo porque escupía mucho y al sacudir su pecho con la camisa abierta me distraje viendo sus tatuajes, solo recuerdo cuando dijo me cago en tus muertos, frase imperdonable. La gente si, los de la barra se reían y le cantaban cosas:
- mira al Vaquilla que después de meterse tanto gramos se a quedao colgado como mis huevos - pueh zi picha, eh un yonqui desde la mili - déjalo Vaquilla, tienes un colocon que no veas. - Mírale los ojo, dos puñaladas en un cartón, que eras filipino vaquilla?? Jaja que tío saborío...
Me enjuago las manos y sigo repasando los platos del mediodía. Hoy agarro los palitos demonio del suelo saludo a la puerta de Clara y me voy.
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