Queman alondras y Dora soñaba
Sentate ahí, vos, mi vos, mirame, mirate, dejate escupir.
Te veo ante mí con el aire de hemofílico y sólo se me ocurre una desgracia.
Dejate llevar, que mis dedos te velen, querías un funeral vikingo.
Hace unos días te descubriste abriendo los ojos por el mañana.
Enviciaste los contenedores y malograste la esperanza.
No sos un ocre, sos un roble de polietileno, escarchado en un felpudo, sin impronta.
MIЯATE,
dejate velar.
Vela sucia y estremecida con miseria, cojo, manco, que un templario de la Santa te concluya de sustancia, lepra.
Dame una mano, debate tu sombra, profetiza tu lujuria de vacío.
Dejate mirar, deja mirar, sucio escombro, sadista de migajas.
Carla no tenía sombra, murió.
Sofía no tenía Carla, murió.
Diego no tenia Sofía, murió.
Fernanda no tenia Diego, murió.
Diego no tenía Mara, murió.
Mara no tenía Juan, murió.
Juan no tenía Dora, murió.
Muerte tiene sombra.
- Queman las alondras y Dora soñando -
CuǼndo.
El sonido te estremece, marca, no querés, Mandarín, completa tu reto rabia disocia, fortuna en mundo laico, dedos en tubos de balsa, coda sonando en estreno, siguen pisones, requetezoo argentino, no tiene tacto, fiambre
ĚnNcluya sØ dm$dntaя nëhunGĦco, nџihs ęōjhJm skuЂrurn tÅ kls"m, aF¡Õrtma sÖsenFuru bjabЎatrtxrĕ!!! א...AaAkk, sekhma lØsstA.