воскресенье, сентября 18, 2005

Nubde a Mantova, temporale che rimane


Justamente cuando anochecía, la balsa comenzo a rezongar y morirse por 3 agujeritos, pequeños pero virosicos, nadie lo dudo un momento, los chapuzones sucesivos hubieran hecho las delicias del Bosco, gente sobrepeso de chaqué sumergiéndose, hablando incongruencias por la proximidad del peligro, gente brutal. Napolitanos.
em era uoy m`I
Toda la tripulación en el agua, exceptuando al pobre Fratello Nero, un instante de silencio por aquel remero escuálido, el tiempo es oro, a seguir la marcha.
La compañía de señorinos hallaron la costa alumbrada de luna, secaron como pudieron sus ropas y sus damas, las alhajas.
Montaron un leve acampado con velas y comieron, luego tuvieron hambre, los mayores se propusieron cazar osos, con descontento una dama acoto el peligro del flanco oeste, la península era conocida por relatos mitológicos que relataban en su mayoría los ebrios, los desahuciados, los niños de la ciudad. Ninguno tomaba enserio aquellas bifurcaciones verbales.
Emprendieron la marcha en plena oscuridad, aconteció que un tigre real bebiendo en el centro de un claro bostezo de súbito, algunos sufrieron desmayos pero el hecho no paso a mayores.
Guardaron silencio algunos instantes hasta que Sabedro il Maestro, descorchaba una bota de hidromiel, de sus pululosos labios salivó:
Porque en definitiva, no existe letra que no signifique nada. Tal vez dormir nos ratifique el hecho.
Uno de los aspirantes a jefe, uno de los mas jovenzuelos quizo incorporarse y cuestionarlo, pero el maestro siguió:
El instante de vigilia es de lo mejor. Uno se encuentra a punto de no pensar.
El mismo joven, famoso por su osadía en los círculos nobles lo intento de nuevo imprentarse ante la cuestión, pero una vez mas trago sus bocas y escucho:
Porque todo es definitivo.
Sintiéndose desdichado se recostó con los demás, la noche caminaba, algunos emprendieron su curso en busca de los osos, los mas jóvenes quedaron en rol de guardia a la entrada del bosque, al costado del claro del tigre, el joven Vincenzo admiraba al Maestro, luego de la derrota comunicativa se quedo contemplando el rostro de Sabedro con insatisfacción, como mover una roca? Era una roca secreta con vida propia....pensó.
Un cuarto de hora después, algunos imitaban al tigre bostezando en la rivera del lago que cercenaba el bosque, no por mucho, ya que el Maestro volvió de su letargo en el tronco caído para exclamar:
µ±
los chicos cortaron con el juego, un búho se elevó y la compañía volvía atravesando los árboles de uno en uno, 3 osos pardos para la cena.
Vincenzo recordó la voz del viejo Fratello Nero: ÆĐдσ.
El resto cenó tranquilo.
El resto, la luna creyendo ser cielo.